miércoles, 1 de octubre de 2008

2 de octubre 68


¡No se olvida!

En un día de otoño como hoy, hace 38 años, se cometió uno de los más atroces crímenes de Estado contra un sector muy sensible de la sociedad civil mexicana: Los estudiantes. El movimiento estudiantil del 68 fue una de las experiencias más valientes que registra nuestra historia al irrumpir en el escenario de la “Pax príista” con sus demandas civiles, sobre todo, al desafiar el supuesto constitucional de “delito por disolución social” que pretextaba el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz para reprimir toda manifestación pública de oposición y libre asociación civil; los estudiantes no exigían otra cosa más que el derecho a la libre asociación, la libertad a presos políticos, la libertad de conciencia y de expresión; pedían diálogo con autoridades para resolver problemas, el respeto a la autonomía universitaria y, especialmente, más democracia política para el País.

Nada indebido pedían, al final: Se impuso la soberbia, la arrogancia y la prepotencia de un insensible sujeto megalómano que actuó con despótico autoritarismo al ordenar de manera cruel y cobarde el uso de la fuerza pública para reprimir el movimiento estudiantil en la que hoy conocemos como la “Matanza de la Noche de Tlatelolco”… Un recuerdo amargo que nunca se olvidará; un suceso trágico que ahí estará en la memoria de los mexicanos como una llaga para siempre recordarnos que jamás nuestros gobernantes deben usar la fuerza del Estado contra las manifestaciones pacíficas de movimientos civiles.

La “Matanza de la Noche de Tlatelolco” del 2 de octubre no hubiese ocurrido si en la presidencia hubiese imperado una actitud de disponibilidad al diálogo y una visión de estadista mediador y conciliador; No fue así y hoy Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Mario Moya Palencia, Alfonso Martínez Domínguez y otros más, son sinónimo de abuso de poder y criminalidad, autoritarismo y despotismo, impulsividad e intolerancia, corrupción e impunidad; son un nefasto ejemplo de lo que no debe ser el ejercicio de la función pública de la Presidencia de la República.

Eso fue en el ayer; hoy, en cambio, con preocupación observamos cómo la UNAM, al igual que otras universidades públicas del país (incluida la UNISON) que son centros de excelencia académica ampliamente evaluadas y valoradas, vuelven a ser objeto de acoso político; No hay que olvidar que además de ser la Máxima Casa de Estudios del País, es toda una institución social que, desde el 68, se ha convertido en un termómetro de las transformaciones del país, hoy está en la mira de peligrosos políticos derechistas enfermos de poder, incapaces de dialogar con los cuerpos académicos de intelectuales y científicos críticos que sí están comprometidos con las más nobles causas de las mayorías de la Nación que, con urgencia, demandan soluciones políticas verdaderas e inteligentes a sus problemas, más allá de las luchas partidistas que dividen.

Lo correcto: Que no se repita la historia, porque la Matanza de la Noche de Tlatelolco del 2 de octubre del 68, ¡No se olvida!